La más puta virgen y los mortales

#7

[DE-POESÍA-A-DIARIO]

Un día, los poetas,
esa curiosa estirpe
siempre tan acertadamente
equivoca,
alzaron un altar
a la mas puta virgen: la palabra.

Eliseo Quiñones

Mis lectores

Un viejo vagabundo en Addis-Abeba
Que ha conquistado muchas tribus,
Me envió con un lancero negro
Un mensaje hecho con mis propios versos.
Un teniente que ha dirigido decenas de combates,
Cierta vez en el mar del sur,
Bajo el fuego de baterías enemigas
Me leyó toda la noche mis versos.
Un hombre que entre la muchedumbre
Le disparó a un enviado del zar
Se acercó a darme la mano
Agradecido por mis versos.

Muchos de mis lectores son fuertes, perversos y alegres,
Asesinos de hombres y elefantes,
Pueden morir de sed en el desierto,
O congelarse al borde del eterno hielo;
Son leales a nuestro planeta
También alegre, fuerte y perverso,
Y llevan consigo mis libros en sus bolsas de viaje
Los leen en los palmares
O los olvidan en los barcos que naufragan.
Yo no ofendo a mis lectores con mis neurastenias,
Ni los vejo con mi ardor espiritual,
No los canso con insinuaciones serias
Cuyo fondo no vale la pena.
Pero cuando alrededor silban las balas,
Cuando las olas rompen la borda,
Les enseño con mis versos a no temer,
A no temer y hacer lo que corresponda.
Y cuando una mujer de rostro hermoso
Sintiéndose la más bella del universo
Les dice que ya no los ama,
Yo les enseño entonces a sonreír,
A marcharse para no regresar jamás.
Y cuando llegue a mis lectores su última hora,
Una bruma roja y exacta cubrirá sus miradas,
Entonces les enseñaré a recordar
La vida cruel y bondadosa,
La tierra ajena y natal
Y les mostraré cómo comparecer ante Dios
Con palabras sencillas y sabias
Y a esperar de él, tranquilamente, su juicio.

Nikolai Gumiliov

La poesía existe.

La poesía existe.
Tal vez no sepamos entenderla
tal vez la vida que llevamos
no nos deje sentirla
tal vez la vivimos sin darnos cuenta
o dándonos cuenta,
tal vez, tal vez.
La poesía existe
así como existe la violencia
lo mismo que existe el amor.
vivimos entre años-oscuridad y años luz
y sin embargo la poesía existe
y un día tendremos que comprenderla,
tal vez, tal vez.
Neftali Beltran

ELLA

Yo conozco una mujer: el silencio,
El cansancio amargo de las palabras,
Vive en el centelleo furtivo
De sus pupilas dilatadas.

Su alma ansiosa está abierta
A la música metálica del verso.
Ante la vida lejana y placentera
Es sorda y altiva.

Sus pasos son extraños,
Lentos e inaudibles,
No se puede decir que sea bella
Pero en ella encuentro mi felicidad.

Cuando necesito fortaleza
Valiente y orgulloso la busco
Para aprender de su tierna sabiduría
Con todo delirio y languidez.

Ella es luz en las horas inciertas
Sostén cuando todo parece perdido
y sus sueños exactos son como sombras
Sobre la arena ardiente del paraíso.

Nikolai Gumiliov

Envejecer

Envejecer también es cruzar un mar de humillaciones cada día;
es mirar a la víctima de lejos, con una perspectiva
que en lugar de disminuir los detalles los agranda.
Envejecer es no poder olvidar lo que se olvida.
Envejecer transforma a una víctima en victimario.

Siempre pensé que las edades son todas crueles,
y que se compensan o tendrían que compensarse
las unas con las otras. ¿De qué me sirvió pensar de este modo?
Espero una revelación. ¿Por qué será que un árbol
embellece envejeciendo? Y un hombre espera redimirse
sólo con los despojos de la juventud.

Nunca pensé que envejecer fuera el más arduo de los ejercicios,
una suerte de acrobacia que es un peligro para el corazón.
Todo disfraz repugna al que lo lleva. La vejez
es un disfraz con aditamentos inútiles.
Si los viejos parecen disfrazados, los niños también.
Esas edades carecen de naturalidad. Nadie acepta
ser viejo porque nadie sabe serlo,
como un árbol o como una piedra preciosa.

Soñaba con ser vieja para tener tiempo para muchas cosas.
No quería ser joven, porque perdía el tiempo en amar solamente.
Ahora pierdo más tiempo que nunca en amar,
porque todo lo que hago lo hago doblemente.
El tiempo transcurrido nos arrincona; nos parece
que lo que quedó atrás tiene más realidad
para reducir el presente a un interesante precipicio.

Silvina Ocampo

Escrúpulo

Me parece que vivo
que estoy entre los ruidos
que miro las paredes,
que estas manos son mías,
pero quizás me engañe
y paredes y manos
sólo sean recuerdos
de una vida pasada.
He dicho «me parece»
yo no aseguro nada.

Oliverio Girondo